Morada ©


En esta aldea del interior llamada Fui,
el día que me supe despoblada,
tracé en el horizonte dos entradas:
aquella que conduce a la palabra
y una más, pequeñita, sólo pausa.



¿Quedarse en el desierto con las ruinas?,
¿sin techos, sin bosques, sin cascadas?,
¿creyendo que memoria hace morada?

Por eso decanté el púrpura aciago,
obtuve sangre roja, azul mañana;
crucé el umbral, llegué al abismo,
llena de mí en aquel vacío,
me dije Soy: parí galaxia.