Naufragio ©


Entre rocas se rompieron tablas y costillas, nos hundimos con las olas, tú, yo, la embarcación toda... De las velas y de mí, harapos que flotaban. Hundida era sólo vísceras sangrantes, carne magullada, el vacío, también la calma. Del amor y de ti nunca más supe nada: supongo que sobreviviste, acogido por algún pedazo de tierra, conquistado y diminuto como tú. No subí a la superficie, seguramente morí en el intento:aprendí a ser tempestad, agua cálida en contrasentido, nube, lluvia, lago, de vez en cuando sólo río... Fotografía de Francisco Zuno

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