De mar el agua ©

De mar me he forjado la existencia: vengo y voy, traigo la marea arremolinada. Pero, a veces, sólo aveces, anclo mi ser; los pies firmes sobre la arena y en el arrecife de mis costillas el corazón entre olas estalla: dentro del vientre acuno en calma la última noche de mi pena. Hoy sé que los océanos me habitan. Alegre y tibia pronto me tornaré agua: agua pura y salada, de ríos que diluyen en el mar la rabia. Líquida, hirviente de anhelos, en soledad navegada. Luego, pasado un tiempo, seré agua fría y descansada: con la serenidad que se augura en el reflejo de un cuenco lleno de mí, de agua, sólo agua, agua fresca y clara.

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