Breve instructivo para vivir ©

1- Hágase de un buen depredador que sea capaz de desgarrarle ropa, cuerpo y alma (no invierta el orden).
2- Pierda (o piérdasele, según prefiera) al victimario y manténgale ese estatus durante un tiempo suficiente; siéntase víctima (de él, del mundo y de sí). 3-Intente infructuosamente averiguar cómo y por qué sucedió lo que lamenta; indague con minuciosidad las motivaciones de su verdugo y concluya que la resolución del enigma reside en su propio interior. 4-Prepárese (aunque esto no es indispensable, lo puede hacer a tontas y a locas si le apetece) para un periodo más o menos largo de narcisismo agudo que justificará apelando a la intuición de que se ha perdido y a la necesidad de buscar en sus profundidades cualquier cosa (incluso a sí mismo). 5- Excave en emociones y pensamientos hasta que dé con el abismo que lo habita (acudir a psicoanálisis facilita esta fase, aunque dificulta el resto). 6-Regrese con su nada a cuestas y mire a su alrededor: el mundo sigue ahí, usted sigue perdido y, encima, resulta que lo que le hacía sufrir no existe. 7-Despídase del depredador-victimario-verdugo, deshágase de la víctima, olvídese (de él, del mundo y de sí) y viva lo que le venga en gana vivir.

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