Tiempos de paz ©

Construimos las trincheras en tiempos de guerra; algunos de nosotros pasamos demasiado tiempo dentro de ellas o tal vez las alcanzamos a penas, cuando creímos que las heridas no cerrarían y nos echamos a morir en ese espacio de tierra, estrecho y hondo; la única porción que quedaba tibia, el único territorio que, si bien no sabíamos habitar, parecía recibirnos a pesar de todo.

Nos volvimos veteranos con el cerebro lleno de recuerdos, de imágenes sangrientas; así aprehendimos el dolor, lo hicimos nuestro porque atormentaba más lo ajeno, lo otro, lo que no fuimos capaces de sentir a tiempo, aquello que no vimos, que no intuímos, que dejamos pasar como bala perdida, una más entre el fuego, una más por la vida.

En nombre de la paz llenos de miedo, temor al dolor que termina doliendo más que aquello que tememos. Guardamos en secreto banderas blancas; volvemos a las trincheras cada que estalla algo, a veces sin saber que es fiesta, que afuera hay alguien que nos celebra.

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