Sin título y sin rumbo ©


Decanto la savia-veneno:
no todas las plantas son buenas, 
las hay con las hojas en punta.

De canto coloco las letras:
no toda palabra ilumina,
las hay que son todas penumbra.

De canto me lleno los labios:
no todo silencio es preciso,
los hay que son real precipicio.

Me canto y te canto en conjunto:
que somos ni buenos ni malos,
tenemos las sombras perdidas.

Afilo la punta de mi hoja:
soy planta con savia benigna,
de puntas enfrento la vida.

Escribo la letra imprecisa,
postergo el silencio sin prisa:
de hablar formaría acantilado.

Atrapo la sombra en un llano,
debajo de un árbol sereno
que un día frutal se hizo aldeano.

El pez de mi canto no canta,
resbala el instante, lo baja,
tan río es el pez como el agua.

Las olas que miro me miran:
de espejos he hecho mi balsa,
despojos de aquél desencuentro.

No soy ni el navío, ni sus armas,
mercante es la flota del alma:
doy, das, toma y daca.

No busques sentido en los versos,
que el rumbo han errado hace tiempo:
¿quién dijo "escribiendo me encuentro?


 

 

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